Hace tiempo, esta florecita blanca y diminuta sólo se usaba para rellenar los ramos de rosas, margaritas…. pero ahora se han convertido en la ¡auténtica protagonita! Las hay de diferentes tamaños y de más gamas de colores pero a nosotras nos sigue gustando la de siempre, la blanca pequeñita.
Nos encanta en los centros de mesa, pero también en los ramos de novia, tocados….y para cualquier tipo de ornamentación floral.
Solemos usarla sola aunque también se puede combinar con otras flores pero hay que tener cuidado con que tipo de flores se combina porque puede pasar de ser dulce y elegante a ser vulgar.
En este caso, se usa para una decoración vintage en soportes de porcelana combinada con otras flores silvestres.

Este es un DIY muy sencillo y original.

Como centro de mesa es una flor muy socorrida que se adapta a cualquier estilo, algo más clásico, rústico, provenzal, romántico….

¿Que os parece a vosotras esta flor? ¿Conoceís alguna otra utilidad?