La primera vez que una novia nos contó que ella vio a su futuro marido antes que a cualquier otra persona, que decidieron dedicarse unos minutos de soledad antes de dar el gran paso, que necesitaban sentir y que el otro supiera que tanta guapura ese día era únicamente para ellos, nos quedamos heladas.

La primera reacción no fue tan bonita como la que llegó mas tarde, cuando te paras a pensar en ello y entiendes que tiene un significado y una profundidad mucho mayor de lo que los demás podemos comprender.
Seguimos pensando que no lo haríamos, pero nos parece un acto valiente, emocionante y que demuestra, una vez más, el significado real de ese gran día.
A veces las reglas están para romperse.