En cada mail pidiendo presupuesto sentimos el mismo entusiasmo desde la primera boda que realizamos hace ya un par de años.

Poco a poco esas niñas con nombre y apellido se van convirtiendo en amigas, en personas con las que te apetece quedar a tomar un café porque aunque en su caso sea puntual, comparten tus ganas de hablar de bodas y todo lo que les rodea. Acabamos hablando de los novios que tuvimos, de esos con los que una piensa que se va a casar, bendita inocencia. Compartes risas, fotos, sueños y en ocasiones hasta algún problema.

Poco a poco las fechas se van acercando y tienes que estar mas presente en su vida sin estarlo, sin molestar, sin dejar que se agobie, sin transmitirle algún contratiempo, eso tenemos que solventarlo y como si nada hubiera pasado.

A pocos días de la boda tienes miedo. Miedo a que alguna flor no aguante, ganas de llevarte fenomenal con todos los proveedores, porque hay quien no está acostumbrado a trabajar con gente que se dedica a coordinar y decorar la boda, y no siempre es fácil que entiendan que necesitas que la huella de los novios esté en cada rincón. Miedo a que llueva, a que los nervios no dejen a Mafalda disfrutar como merece, y es que aunque en el fondo sabemos que todas las piezas importantes están bien amarradas, los días previos son una tensión inexplicable, dulce, pero inexplicable.
Cargas cajas y cajas, damajuanas, cristal, palets, cojines, mesas y un sin fin de cosas que hace apenas dos años no sabias si quiera que existian. A veces hasta llevas algo que tienes en tu propia casa, porque quieres que la boda sea lo más especial del mundo aun a riesgo de poder quedarte sin ellas.
De repente ella te manda un mensaje; chicas, salgo para allí, nos vemos en nada. Tu te pones nerviosa, porque estas deseando verla con ese vestido que tantos quebraderos de cabeza le ha dado, si bajar la manguita o la espalda, si el pelo suelto no deja ver el escote, si corona de flores o velo… Su historia, y la nuestra.

Cuando  ves el coche llegar ya nada más importa, guiñamos el ojo a los músicos que empiezan a tocar los compases de esa canción tan especial y la fiesta, por fin, comienza.  Intentas verla a ella y rápidamente al novio, su cara es inexplicable porque la de ella, aunque maquillada y con su vestido soñado, refleja ese mismo entusiasmo que nos muestra en cada cita pero la de el es completamente nueva. Pasa directamente de lo que ella quiera a ser ese hombre completamente enamorado dando el paso más importante de su vida, el de prometer cuidarla por siempre jamás.

Lo demás ya viene rodado, lo que importa es la gente, que estén los que tienen que estar, que disfruten, que se rían y que ella se sienta la persona mas feliz del mundo mundial.

Te vas a casa muerta, sabiendo que vas a dormir apenas 6 horas porque hay que recoger pero aun así nos quedamos un rato hablando en la cocina, comentando la boda, los momentos que nos han emocionado, y deseando darle un pedazo de abrazo a esa Mafalda, que siempre será tu amiga.

Gracias a todas las que habéis confiado en nosotras esta temporada, y a las que quedáis del 2014, esperamos de corazón que nuestra amistad no se acabe nunca.

Se han acabado las vacaciones, ya estamos aquí. ¡Que tengáis un lunes maravilloso!