Ya me he casado, si… Los 7 meses de estrés, agobios, angustias, lagrimas y sorpresas han llegado a su fin. Ha sido el día más maravilloso del mundo. Todavía estoy procesando, recopilando imágenes y dando las gracias, que no se me olvide dar las gracias.
Nos hemos ido al paraíso durante 10 días, no a conocernos mas, eso lo teníamos ya más que aprendido pero si para descansar, para meditar y para empezar a planear porque nuestra vida ya no será la que era, será mejor.
En este comienzo espero que sigamos dejando espacio a la imaginación, que me sigas regalando flores y yo siga teniendo un pequeño bolsillito para algún caprichito en forma de joya, que tanto se llevan.
Quiero, que en esta nueva etapa, las comidas de domingo con nuestros padres se conviertan en una rutina, así como las escapadas de fin de semana con nuestros amigos. Quiero que esto no se nos olvide nunca.
Espero de corazón que seamos capaces de formar una familia preciosa, no preciosa de revista, preciosa de felicidad, con todas las letras. 
Me gustaría mucho que los planes estuvieran siempre encima de la mesa, así como hacer de los desayunos de domingo un momento especial. 
No quiero que nos convirtamos en un matrimonio aburrido y rutinario, que los viernes por la noche siguen siendo días de fiesta y entre copa y copa caiga un beso como los de siempre, los que nos damos desde que nos conocemos.
Cuando nos casemos quiero que leamos esto, y no lo olvidemos nunca.
P.d. Reflexiones de una «aún no casada»; también puedes leer las de un recien casado