Este post va sobre la luna de miel, sobre lo que significa, sobre lo que supone y sobre lo que debe de aportar.
Muchas (nosotras las primeras) dedicamos una gran parte de los preparativos a decidir el destino de la luna de miel. Que si nos apetece descansar en una playa, que si mejor algo mezclado con visitas culturales, que si el prefiere un safari pero tú, entre bichos, como que no… Todo esto es normal y ciertamente no deja de ser una decisión muy importante… porque vas a invertir dinero en ello.
Si nos dieran 10 segundos para responder con palabras sueltas que esperamos de este viaje, a nosotras se nos ocurren: disfrutar, conocernos, mimarnos, fotografiar nuestra felicidad, descansar, recordar, memorizar, planear, soñar, pensar…
Lo gracioso es que hay cientos de sitios que nos pueden aportar todo eso y mucho más. La conclusión es que la mejor luna de miel del mundo es aquella que saca lo mejor de ti, que te exprime al máximo. Da igual que sea en Nueva York, en La India, en Paris, en la ruta 66 o en el norte de España.
Goult en Francia y York en Inglaterra
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