Aunque el dia 31 lo hagamos de manera formal, somos de las que hacemos balance a menudo a lo largo del año. Desde que Petite Mafalda se convirtió en una empresa que consumía al 100% nuestro tiempo, hemos ido aprendiendo de previsiones, de números de contabilidad, de facturación, de arriesgar, de apostar… Todo ello con números, porque como decía un profesor del master «Lo que no son cuentas, son cuentos». Y eso es lo que hemos intentado conseguir a lo largo de este año. Tener una base solida de cualquier nuevo proyecto o idea en el que nos fuéramos metiendo manteniendo la ilusión y creencia en lo que hacíamos pero poniéndole siempre la salsa de la realidad y viabilidad, lo que nos ha hecho decir adiós a algunas ideas, recibir otras, y por supuesto, triunfar y estamparnos con algunas de ellas. Pero esto es así, imposible imaginar otra manera de llevar una empresa entre dos, porque la formula del éxito de todo lo que haces no existe, lo que tenemos son ideas o elementos que nos hacen creer y confiar mas en esto o aquello, mucho trabajo, muchas ganas, constancia y amor por lo que hacemos.
Dicho esto, el 2017 ha sido el año en el que hemos hecho bodas en muchos lugares nuevos.
Antes de empezar la temporada, trabajamos mano a mano con Telva siendo las wedding planer de su evento de celebración de su aniversario. Fue una experiencia increíble montar una pequeña boda en un jardín oculto en el centro de Madrid donde los proveedores no exponían al uso, sino que hacían que la gente realmente sintiera que acudia a una boda. Una experiencia enriquecedora, nueva y que nos permite saber que nuestros horizontes y campos de actuación pueden llegar lejos, muy muy lejos.
Empezamos la temporada entusiasmadas con los Claustros de Ayllon, organizamos una boda en la que el 100% de invitados venían de fuera, muchos extranjeros y hoteles de máximo 10 habitaciones a 15 km a la redonda. Aviones que venían de todas partes, rutas turísticas y planes preboda. Una organización integral de lo mas intensa y gratificante.
Repetimos en el Soto de Mozanaque donde habíamos terminado la temporada el año anterior, y ademas Cris, nuestra Mafalda, era hermana de nuestra primera novia, lo cual nos hacia una ilusión tremenda porque al final, que sigan confiando en ti es lo que te demuestra que las cosas se están haciendo bien.
Descubrimos el palacio de aldovea donde nos enamoramos de su patio para la cena, su fachada, y su gente 100% cariñosa, algo que creednos, en este tipo de trabajo no se olvida. Una vez mas, con una parte de familia e invitados extranjeros, algo que cada vez vivimos más, que nos reta y emociona a partes iguales.
Organizamos una boda en una ermita privada espectacular, y conseguimos repartir a mas de 350 invitados en 3 claustros y una carpa preciosa exterior. Hizo un caloroso de muerte y todo salió de maravilla. Cuando los retos son complicados las satisfacciones se multiplican por mil.
Entramos por primera vez en la finca Albada, con un catering espectacular, y un personal que ya consideramos amigo, por las bodas que hemos compartido y por lo bien que nos trataron. Ademas, fue una de esas bodas en las que los novios tiene claro lo que de verdad importa. Nuestra boda salió en el Hola, y disfrutamos como enanas.
Terminamos junio con una boda en una finca privada preciosa, de estas que cuentan historias en cuanto entras en ella y que nos recordó mucho a la boda de nuestra tía, que fue uno de los motivos por lo que nos metimos en este mundo de lleno. Montamos todo rodeados de su familia, disfrutando, riéndonos, con calma y una sensación de unidad impresionante.
Julio lo empezamos en Albacete, con una de las historias de amor mas bonitas de las que «hemos formado parte». Con ellos seguimos hablando. Y aunque pensábamos que íbamos a morir de calor, el tiempo no se porto como esperábamos. Hicimos uno de los seating plan que mas os han gustado, y disfrutamos viendo a todo el pueblo esperar a la novia en la puerta de la iglesia decorada de manera espectacular.
Después nos quedamos en casa, repitiendo en Lago de Maito. Posiblemente en una de las bodas mas difíciles de la temporada porque hasta media hora antes de empezar la ceremonia civil, llovía a mares. El tiempo no estaba previsto hasta que 4 dias antes un nubarrón decidió actuar, y claro, todas las novias de la zona «acabamos» con las reservas de carpas y planes b. Sin embargo, los novios, nos demostraron lo felices que estaban ese dia, lo poco que les importaba el tiempo que hiciera, y lo que todo eso significaba para ellos. Fue ademas, nuestra primera boda íntegramente de coctel, y tenemos que decir, que los tiempos se cumplieron a la perfección.
Seguimos la temporada en las Tenadas, finca a la que no nos cansamos de ir por su versatilidad, cariño y preciosidad de todas sus zonas. Una vez mas, una boda civil (este año hemos tenido muchísimas lo cual nos permite jugar muchísimo con la decoracion al aire libre).
Finalizamos la primera parte de la temporada en Jaén. Y si, el calor fue tan extremo como imaginábamos, pero lo emotiva que fue la boda, las palabras de los novios y el baile que se marcaron pudo con el calor del mundo y más.
Septiembre empezó de la mejor manera, con la boda de el hermano de una de nosotras. lógicamente la boda mas especial del año por la parte emotiva. En ella hicimos algunas cosas novedosas que podréis ver pronto.
Seguimos de la misma manera que empezamos la temporada, casando a una Mafalda hermana de una anterior Mafalda y que ademas, cosas de la vida, se ha convertido en una de nuestras mejores amigas. por primera vez hicimos una boda en el Mentidero, que no con el Mentidero con quien llevamos muchas muchas muchas pero suelen ser en fincas privadas.
Volvimos, el fin de semana siguiente, a casa, para nuestra segunda boda de una española y un portugués. El catering vino directamente de allí, fue una boda pequeña, con mesas largas, mucho verde y luces de verbena al caer la noche. Ah! y la mesa de postres mas apetitosa jamas vista, damos fé.
El mes terminó en una de las fincas mas bonitas que hemos estado. Nuestra primera boda en Alicante, en Casa Santonja, con unos novios con los que compartimos varias copas de vino antes del dia en cuestión. Una boda de inspiración tropical, con un grupo cubano que hizo que el coctel pareciera una fiesta. El tiempo, amenazo, porque como nos gusta decir siempre, ni en el mediterráneo uno esta seguro, pero aguantó, y bailaron hasta el amanecer.
Empezamos octubre y volvimos a las tenadas, con unos novios super entregados, enamorados, divertidos y una decoración de escándalo, porque aunque parezca feo decirlo, intentamos rodearnos de los mejores, por nuestros novios y por nosotras.
En octubre tambien casamos a una de esas novias que quieres llevarte a casa, porque es cariñosa, divertida, piensa en todo el mundo y deposita una confianza en tí que nos hacia trabajar tranquilas y disfrutando. Nos envió una invitación de su boda para que la guardáramos de recuerdo. Con detalles así, una, se emociona.
Y terminamos la temporada en noviembre con una boda en Elche de lo más romántica e invernal del mundo. Unos novios felices que cuidaron los detalles para todos y cada uno de los invitados de manera escrupulosa. Una ceremonia cuando ya había caído la noche llena de pequeñas luces hizo que todo el mundo sintiera que estaba, literalmente, dentro de un cuento.
Además, el Diario de la novia sigue siendo un bebe que nos llena de felicidad y alegría, lanzamos por segundo año la agenda anual Petite Mafalda que se agotó antes de lo que jamás hubiéramos imaginado, hemos crecido llenando nuestro corazón de amigas a través de las redes sociales, y tenemos el horizonte lleno de proyectos, ganas y mucha mucha fuerza.
Os deseamos con todo nuestro cariño que el 2018 os traiga muchísima salud y alegría, que como siempre decimos, es lo que de verdad importa.
Laura y Lara
