El fin de semana pasado organizamos la despedida de soltera de una de nuestras mejores amigas. Probablemente algunas lo sepáis ya porque fuimos bastante intensitas en instagram. La emoción de volver a vernos y los planazos que teníamos de manera casi constante nos tenían en un subidón permanente.
Aunque todavía somos muy jóvenes, nuestro grupo de amigas en su gran mayoría están casadas, embarazadas y con uno o dos hijos. Es el grupo de amigas del colegio mayor por lo que cada una somos de una punta de España y con el paso de los años hemos ido encontrando cada una nuestro lugar en la ciudad en la que estamos asentando nuestra vida. Las Palmas, Almería, Valladolid, Madrid, Zaragoza… Reunirnos todas era complicado y desgraciadamente no lo conseguimos pero un plan en Madrid fue sin duda, lo mas sencillo para conseguir que fuéramos el mayor numero posible y disfrutáramos simplemente del regalo de estar juntas.
El viernes fuimos poco a poco llegando a casa de Miri que es donde íbamos a dormir el fin de semana y decidimos organizar un plan de noche. Cenamos y lo dimos todo. Gracias a dios antes de perder el control nos dimos cuenta de que era el momento de volver a casa porque el plan del sábado era potente y no queríamos ser un cadáver andante. Es impresionante como una noche así puede hacerte recordar tantos momentos pasados, felices, divertidos, inocentes… Quien volviera a esa edad… ¿Verdad?
El sábado nos levantamos tranquilamente y desayunamos en la terraza mientras el equipo de Quilicua nos preparaba un brunch delicioso, con quesos de todo tipo y montado espectacular, como ellos saben hacer. Estábamos alucinando y disfrutando todo el proceso y nuestra amiga no tenia ni idea de lo que iba a pasar en cada momento. Además, Búcaro nos preparo unos centros de flores de infarto que complementaban a la perfeccion el brunch y nos vinieron de lujo para dar un toque a las fotos.
Comentamos la noche como hacíamos en su momento. En pijama, con el moño y las gafas puestas hasta que sonó el timbre. Se nos había ido la hora completamente y habíamos quedado con Patricia Grande para hacer algunas fotos, 100% naturales y poder así recordar el finde siempre, siempre siempre.
Decidimos vestirnos todas con vaqueros y camisas de rayas azul y blancas y a la novia, lógicamente, con camisa blanca. Mimoki nos prestó unos tocados para que las fotos tuvieran mas gracia y porque negarlo, para tener algo que nos ayudara a quitarnos un poco la verguenza del momento. Durante esas dos horas empezamos con el brunch que alargamos hasta casi las 6 de la tarde, terminando en la terraza con un sol maravilloso y unas copitas de las que se cuecen a fuego lento.
Aprovechamos que una de nuestras amigas esta embarazada para hacer unas fotos también especiales con ella 😉
A las 6 aparecieron dos chicas encantadoras de Urvan para hacernos la manicura y pedicura a todo. Era una autentica beauty party! (esa franja horaria, claro) unas en el sofá con la mani-pedi, otras en la terraza con las copitas, música de fondo… Es que sinceramente, si nos ofrecieran todos los planes del mundo para pasar con amigas, probablemente, no se nos ocurriría ninguno mejor.
Sobre las 8 terminaron de ponernos guapas y estuvimos un rato decidiendo si hacer algo esa noche o no. Teníamos reserva, pero no nos apetecía demasiado salir de casa así que la cosa acabo con pijamas, pizzas y un montón de horas hablando de todo, poniéndonos al día, contándonos los cambios que a unas y a otras nos había dado la vida, esos que no se cuentan por whats up, y disfrutando de nosotras mismas.
Queremos dar infinitas gracias a los proveedores que nos ayudaron a hacer este planazo posible que la verdad ,esta al alcance de todo grupo de amigas y no podemos dejar de recomendar con todas nuestras fuerzas.
Editamos: después de nuestra experiencia con Ginial, si algo tenemos claro es que en cualquier próximo evento «casero» montamos un corner con ellos. ¡Que manera de disfrutar!
¡Gracias!