De la historia de la boda de Carmen, nos gusta la cantidad de detalles especiales que la rodean. De esto que estás leyendo las anécdotas e información que le has pedido para redactar el post, y cuando terminas el último párrafo, te quedas con ganas de mucho más.
Carmen se casó con un vestido en crepe de seda “gordito”, con mucho peso y caída. Un trabajo de patronaje y costura maravilloso lleno de pruebas por la dificultad de las mangas que además, se bordaron una vez cortadas, obra de Navascues.
Cuenta que sabe desde casi los 10 años como quería el escote, y que llevaría capa. Y se mantuvo pese a la cantidad de información que habrá absorbido en los últimos tiempos.
Los zapatos los tenia claros. De chanel, con la punta clara y cuerpo oscuro. Como vive en Luxemburgo se escapo un fin de semana a Paris donde tenia un montón de direcciones de tiendas vintage en las que podría encontrarlos.
Para maquillarse ( Menchu Benitez ) y peinarse (Angel de MAC) eligió una bata que nos enamoro por completo y que para nuestro disgusto, y seguro el de alguna de vosotras, es una pieza única.
“La parte de arriba era de una bata de mi bisabuela. La de abajo un plumeti antiguo con encajitos haciendo formas geométricas que tenía mi abuela guardado. El camisón que llevaba debajo, me lo hizo mi abuela en un plumeti que encontró parecido al de la bata”
La tiara era regalo de pedida de la abuela de Carlos. Era la primera vez que se la dejaba a un familiar que no fuera hija o nieta directa, lo que hizo a Carmen sentirse súper querida, algo básico cuando vas a entrar en una nueva familia. Su anillo de pedida, unos pendientes chatones que le regalo su madrina y el colgantito que con 20 años, le regaló su abuela.
(Nota. Nos flipa tanto cuando todo lo que hay alrededor de una novia tiene un significado. Pero tanto tanto…)
El ramo se lo hizo Paloma de El puentecillo con quien tuvimos la suerte de coincidir en nuestra última boda en Córdoba y que es un autentico encanto. Llevaba rosas inglesas, astrancia, anémonas y frutos negros.
Los niños que eran, directamente comestibles, iban con unos trajecitos diseñados por ella y cosidos por su modista de toda la vida. Inspirados en la casa de la pradera, en crudo y con delantal vichy negro. Ideales.
Celebraron la boda en Torre de la barca, una finca cordobesa que pertenece a Bodegas Campos, uno de nuestros catering favoritos del sur.
Adornaron las mesas con manteles intercalados blancos y negros, y caminos de mesa de vichy. En ellas no hubo flores, sino un bodegón formado por tomates en honor a Carlos, un fanático de ellos.
¿Os ha pasado lo mismo que a nosotras? ¿No os gustaría haber estado en esa boda y disfrutar de todos los detalles que estamos seguras, hubo?
Ah, un dato, llovió como jamás llueve en Córdoba, pero con lo que os hemos contado y las fotos que vais a ver, no nos parecía ni un poco importante. Y ella, nos lo confirmo. Salió todo de maravilla. Se vivió todo de maravilla.
Todas las fotos son de Click 10.
Enhorabuena chicos por una boda tan especial.