Siguiendo con nuestra serie de entrevistas a fotógrafos para Narciso Rodríguez, hoy entrevistamos a un fotógrafo asturiano al que seguimos desde que empezamos con nuestro proyecto en el sector de las bodas y siempre nos ha llamado la atención por el buen uso de la luz natural en sus fotos: Pelayo Lacazette
¿Por qué crees que los novios te eligen?
Me resulta francamente difícil responder a esta pregunta, ojalá tuviese la respuesta. Saber porque me eligen llevaría implícito el porqué no me eligen, así que podría corregir aquello que no hago bien para poder mejorar. Espero que las parejas que finalmente se decidan a contar conmigo lo hagan porque realmente les gusta mi trabajo, mis fotos, el estilo y la forma personal en la que hago todo: desde el primer mail, hasta la entrega del trabajo. Que me elijan porque otras de mis parejas les hayan hablado muy bien de mí y porque hayan visto el trabajo y les haya convencido. Ojalá sea por eso.
¿Qué te diferencia de otros fotógrafos de bodas?
Pues depende a quién nos refiramos. De algunos como Jose Villa o Tec Petaja me separan años luz de talento y calidad. De algunos otros me diferencia el concepto que tienen de una boda. De otros la etiqueta que seguimos en un evento (boda), o el estilo también. Y de otros muchos nos diferencia la manera de hacer fotos. Muchas veces me dicen que reconocen mis fotos sin ni tan siquiera ver quien las firma, y eso para mí es un verdadero halago en una época en la que la sensación que tenemos muchos es que todo es una copia de una copia.
El olfato es un sentido que nos inspira, nos trae recuerdos y nos transporta a situaciones vividas. Me gustan mucho las personas que cuidan aspectos como el aroma, eligiendo y seleccionando concienzudamente su perfume, porque además es una proyección de la personalidad de cada uno y de su estilo.
Pelayo Lacazette
¿Siempre quisiste ser fotógrafo?
No, la verdad. Primero quise ser unas cuantas cosas absurdas, y la mas de todas ellas, fue futbolista. Enseguida me di cuenta de que el futbol no me había llamado y seguí buscando opciones. Y probé algunas de una manera u otra. Un poco de derecho, unos años de periodismo y finalmente acabe en el diseño gráfico. En todo este trayecto de años, siempre había estado presente la fotografía. Hacía fotos desde joven con una Konica réflex de mi padre (entre otras) y en el periódico pasaba mas tiempo charlando con el fotógrafo que haciendo mis cosas. Durante todos esos años y los 12 años que ejercí de diseñador gráfico me seguí formando como fotógrafo con aquellos cursos (técnica, laboratorio…) que podía. En la crisis del 2008, definitivamente di el paso para reorientar mi andadura profesional hacia la fotografía.
¿Cómo llegaste al mundo de las bodas?
Pues llegué porque hubo personas que empezaron a proponerme hacer sus bodas. A mí me daba un miedo terrible por la responsabilidad que suponía para mí hacer una boda. Además tengo un hermano que hizo durante algunos años fotografía de boda y conocía de primera mano esa sensación de riguroso directo que tienen estos eventos. En una boda no existe la posibilidad de repetir y todo sucede sin que lo podamos controlar. O haces las fotos o no las tienes, así de sencillo. Eso sin contar la cantidad de posibles problemas que puedan surgir: fallos de material, errores en las tarjetas que te dejan sin trabajo hecho, gente que se mete por el medio en los momentos claves, el clima… Así que controlando todos mis miedos un día dije que si a una de esas propuestas y después de una semana y media sin dormir hice mi primera boda allá por el 2010.
¿Qué es lo que más te gusta de fotografiar bodas?
Para mí, los que participamos en el mundo de las bodas, tenemos la gran suerte (y privilegio) de trabajar mano a mano con la felicidad. Estamos rodeados de gente que está feliz, gente que nos recibe con los brazos abiertos dentro de su gran día, que nos trata como familia, nos escucha y hace caso y, sobre todo, nos deja trabajar desde dentro, buscando las emociones y dejándose retratar. ¡Imagínate!Así que puedo decir que me gusta fotografiar bodas. Me gusta poder participar de tantas y tan variadas celebraciones de algo tan fundamental como el amor.
¿y lo que menos?
Lo que menos seguramente la cantidad de horas de viajes, hoteles, coches y ordenador que hay detrás de un trabajo como este para tener un buen resultado. Y que me paso los fines de semana fuera que es cuando podría disfrutar de mi familia.
¿Cómo definirías tu estilo?
Que difícil. Pues creo que es un estilo sencillo, natural, sin grandes florituras ni adornos, por lo que entiendo que es mas bien clásico. Entiendo que la belleza de cada persona o situación está en no forzar en absoluto poses o emociones. En un momento de celebración y felicidad, las personas están radiantes y eso debemos ser capaces de captarlo en las fotografías, no hace falta más. Además entornos tan bonitos y cuidados como los que existen para celebrar eventos hoy en día completan la parte estética de la foto que es muy importante.
¿qué novios deberían considerarte?
Fundamentalmente aquellas parejas que valoren el trabajo personal. Yo no soy una industria, ni soy una empresa de bodas, no me va el planteamiento de ser una máquina de hacer bodas todas iguales y en serie. Yo soy un fotógrafo que dedica todo su tiempo y esfuerzo a cada una de mis parejas. Cada boda que hago es parte de mí de alguna manera. Mi gran satisfacción será que cuando vean las fotos dentro de 20 años, sigan sin arrepentirse de haberme elegido para hacer las fotos de su boda.
¿Por qué fotografiar detalles como los zapatos o el perfume? ¿crees que es importante?
Es evidente que muchas parejas ponen mucho mimo y tiempo en la elección de complementos como los que citas, por lo que nuestro deber como narradores de ese día es capturar todo aquello que sea importante recordar. La memoria es frágil pero las fotografías perduran. Para mi es muy importante estar muy atento a los detalles. Me parecen fundamentales. Esos y muchos otros: flores, joyas familiares, objetos personales, gestos…
¿Cómo te inspiras para hacer fotografías y qué es lo que te gusta expresar con ellas?
Pues supongo que viendo muchísima fotografía. Me encanta comprar y ver libros de fotógrafos a los que admiro.
Pero la verdad es que ni tan siquiera soy muy consciente de cómo y porqué disparo las fotos de cierta manera. Soy una persona bastante caótica y pocas veces llevo una idea preestablecida cuando me acerco a un trabajo. Mi manera de trabajar es dejándome llevar por lo que veo y lo que me trasmite cada momento, así que no pienso mucho y disparo.
¿Puede un perfume como Narciso evocarte o inspirarte para una escena/idea/foto?
Por supuesto. Sin duda el olfato es un sentido que nos inspira, nos trae recuerdos y nos transporta a situaciones vividas. Me gustan mucho las personas que cuidan aspectos como el aroma, eligiendo y seleccionando concienzudamente su perfume, porque además es una proyección de la personalidad de cada uno y de su estilo.
Mi mente tiene profundamente arraigados determinados aromas (personas, lugares de mi infancia…) y oler uno de ellos es volver a cualquiera de esos momentos.
En ese sentido, un aroma puede conseguir lo mismo que una foto (o un sabor, o una melodía).
¿En qué te has basado para hacer tu interpretación del perfume?
Quise fijarme en las líneas y diseño del frasco que me transmiten esa sobriedad y elegancia características del perfume.
Cuéntanos una anécdota de alguna boda que haya supuesto un hito en tu manera de hacer o en tu carrera como fotógrafo de bodas.
La verdad es que a lo largo de estos años me han ocurrido infinidad de cosas en las bodas. Para escribir un libro. Novios a media hora de casarse y muy lejos de una ciudad que descubren que han recogido del sastre el chaqué equivocado, momento anillos y estos no aparecen, o están en el coche aparcado fuera, quedarme atascado en un ascensor en un 8º piso con el de video de la que salíamos a la iglesia desde casa de la novia, tener que llevar a la madre de la novia en nuestro coche porque se ha quedado sin sitio para ir a la iglesia…
Pero sí que hay algo que me cambió la manera de hacer bodas. Al principio, por los nervios, intentaba tenerlo todo muy controlado, y eso en una boda es imposible. Esto me creaba cierta ansiedad y frustración. Hasta que me di cuenta de que en las bodas pasaba lo que tenía que pasar y no lo que yo quería que pasase, así que debía estar atento a lo que fuese a suceder sin prestar atención a otras cosas. Y eso fue un gran cambio.
¿Ha evolucionado mucho el mundo de las fotos y las bodas? Cuál es la tendencia actual?
Pues sí que ha cambiado en estos 10 años. Y ni te cuento en los 10 anteriores. Creo que en los últimos 15/20 años la fotografía ha dado un cambio enorme. Primero fue el paso al mundo digital, después llego la increíble mejora de los sistemas digitales y ahora vivimos la época del móvil/cámara de fotos. En esta época todos somos fotógrafos y todos sabemos un montón. Vivimos un momento en el que en nuestro propio trabajo competimos con otros 15 fotógrafos/invitado que nos quitan el sitio, hacen sus fotos, nos siguen, las publican en el instante y ademas al día siguiente le dan a los novios tropecientas fotos de su boda. Es un incordio, una locura y una pena entrar a una iglesia delante de la novia y ver a todos los invitados móvil (¡¡¡o iPad!!!) en mano, saliendo incluso al pasillo, delante nuestro a hacer su propia foto. No tiene mucho sentido. Deberíamos disfrutar y dejar trabajar más estos momentos. No creo que a ningún aficionado a la cocina se le pase por la imaginación ponerse durante el coctel a preparar él algún aperitivo para que vea la gente lo bien que le salen a él. O que en la fiesta algún invitado lleve sus ordenadores y coloque unos altavoces para poner música “desde otro punto de vista”. Pues a los fotógrafos nos pasa.
Respecto a la tendencia actual en realidad no tengo mucha idea de hacia dónde va la foto de bodas pero veo que en muchos casos vuelve algo que superamos hace mucho y no era otra cosa que las fotos excesivamente posadas y preparadas. Creo que habíamos ganado en frescura y llegamos a hacer un fotoperiodismo de bodas bastante equilibrado y que se vuelve, en algunos sectores, a la excesiva teatralización de las fotos. Me ponen malo esas fotos de novios tirados en el suelo (¡¡esos vestidos por dios!!) Con caras de estar en un sueño infinito y llenos de tristeza.
Otra de las tendencias que observo claramente, es la de presentar el error como una cierto. Y también me llama mucho la atención eso. Pero quizás estoy yo desfasado a mi edad en un mundo de gente tan joven. No sigo mucho las tendencias fotográficas y no me dejo llevar por lo que está de moda por lo que seguramente sea el menos indicado para hablar de esto.
¿Cómo te imaginas las bodas (y las fotos) dentro de 10 años?
Pues me gustaría mucho que la fotografía de bodas ocupara ya por derecho propio el lugar que se merece y el prestigio que debería tener.
Y me encantaría que dentro de 10 años las personas siguiesen encontrando apasionante el unirse en pareja y el celebrarlo con familia y amigos. El hacer bodas bonitas, sentidas, llenas de amor y llenas de detalles. Que realmente diésemos importancia a lo que la tiene y un poquito menos a aquello que es mas prescindible en una boda. Que no convirtiésemos las bodas en una especia de gincana y que por fin supiésemos distinguir entre unas buenas fotos y unas malas fotos. Todos, yo creo, que vemos diferencias entre una comida de McDonalds y un menú de Ferrán Adría así que me gustaría que viésemos esas diferencias entre unas fotos de Tec Petaja y unas fotos de alguno de los aficionados que hay trabajando de esto.