Cuando nos casamos tenemos en la cabeza una ideal general del estilo que queremos representar. Suele ser un poco lo que nos define, esa parte nuestra elevada a la enésima potencia, esa idea que ronda tu cabeza y se pasea por tu ordenador en forma de cientos de imágenes inspiradoras.
Rústica es una de las palabras que más escuchamos en nuestras novias, y es que se relaciona con natural, sencillo, campestre, familiar, acogedor… Rústico es muchas palabras en 7 letras.
Hay muchas perfectas bodas rústica, la que cada una elige y vive es la mejor del mundo, de eso no cabe duda sin embargo hay algunas cosas que ayudan a crear ese ambiente tan deseado…
En la perfecta boda rústica se le da a las mejores amigas pequeños ramilletes de flores secas, sencillos, sin demasiadas florituras. No hay porque lanzar el ramo ni elegir solamente a una sola persona al ritmo de una canción (que por cierto, somos muy fans de este momento, pero no tiene porque ser siempre el protagonista).
En la perfecta boda rústica hay verde hasta en las invitaciones. No se trata de saturar, sino de acompañar. Y las hojas verdes acompañan, vaya si lo hacen.
En la perfecta boda rústica se regalan tés personalizados, para cada persona, para su carácter, para sus necesidades, para sus buenos y malos momentos… Porque en una boda rústica quieres que cada persona sienta que está ahí por algo
Y en la perfecta boda rústica de recena, resopón o más bien de desayuno se sirven tostadas con mantequilla y mermelada de infinidad de sabores. Porque diga lo que diga la gente, no hay un desayuno como ese, que tantos años de colegio nos ha acompañado a todos. ¿Hay algo más natural que eso?
Y tú, ¿que encuentras fundamental en la perfecta boda rústica?
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